Nos juntamos 15 amantes de la acuarela, que nos repartimos por los alrededores de la plazoleta que centra el mencionado mirador.
El día amenazaba lluvia y al final de la mañana nos adornó las acuarelas con unos puntitos blancos de la lluvia, como podréis comprobar en las acuarelas que pongo. Había bastante gente paseando, que pudo comprobar en vivo las características de la pintura a la acuarela. Incluso, un grupo de alemanes venido de Stuttgart se interesó por la actividad.
Posteriormente, en el restaurante Antón, tomamos el aperitivo en agradable camaradería y magnífico ambiente.
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