Este pasado martes nuestra intención era, después de las nieves y lluvias, visitar la cascada del rio Nervión, en Orduña, que debía ser espectacular, pero la realidad fué que no caia ni una sola gota de agua. Remontamos un poco el cauce del rio y pudimos ver algo de agua más adelante, que por misterios de la naturaleza se sumergía y no llegaba al salto de agua que ha sido la estampa habitual de la zona. Para demostrarlo, hice este apunte del curso de este río, escaso ese día, que luego conforma la ria de Bilbao.
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